Los años me han enseñado muchas cosas y es justo y sensato decir que aún me falta aprender más, sobre la vida, trabajo y mi entorno.
Cuando joven cometí muchos actos de los que plenamente estoy arrepentido pero debieron ocurrir para que formaran a la persona ahora soy. Así es la ley de la vida. Dolorosa.
En mi vida sentimental tuve que ser el peor ser y tocar fondo para comprender que el ser humano vive una lucha interminable entre su libertad y vida en compañía y el equilibrio es el mejor timón para forjar un hogar.
En lo social tuve que hacer el ridículo varias veces para saber cuando estoy siendo prudente y cuando la estoy cagando y ya es mejor ofrecer la retirada.
Tuve que pasar varias veces por situaciones ridículas y más cuando mis sentidos estaban alterados con alcohol. Fui violento, necio y desagradable.
Al otro día amanecía con golpes y heridas en mis manos y cara. En mis reflexiones llegué a la conclusión que el que estaba mal era y yo y empezé una carrera en la que la meta era medir bien mis actos y corregir mi error en el momento. Así fue como cambie.
Así es como todos lo hacen. Nada nuevo. Pero de no ser de esa manera seguiría usando pañales.
Ya tranquilo y sin prisas(tiempo sobra) llevé a la práctica lo aprendido y deje a ese joven atrás.
Cambié los golpes por risas. Vida más feliz.
El viernes pasado ocurrió algo que me sorprendió. Un antepasado en la evolución invadió mi razón y de nuevo solté mis puños a lo tonto. Una persona muy querida por mi utilizó su alcohol para guiar su sentir interior, algo que ya se notaba iba mal y además venía reprimiendo días atrás. Sus actos me hicieron enfurecer tanto que olvidé mis pláticas con mi "yo" y me deje llevar por la explosión enérgica y estrés que ya cargaba poniendole fin a una amistad.
Me apena bastante.
Fácil pasaron 17 años desde la última vez que me vi perdiendo la razón así.
Una vez más debo decir que nadie aprende todo de un zas, ni Dios sol ni el diablo por viejo.
¿Qué hizo el?
Que se lo pregunte su "yo de hace 17 años"
Que te vaya bien amigo.
Cuando joven cometí muchos actos de los que plenamente estoy arrepentido pero debieron ocurrir para que formaran a la persona ahora soy. Así es la ley de la vida. Dolorosa.
En mi vida sentimental tuve que ser el peor ser y tocar fondo para comprender que el ser humano vive una lucha interminable entre su libertad y vida en compañía y el equilibrio es el mejor timón para forjar un hogar.
En lo social tuve que hacer el ridículo varias veces para saber cuando estoy siendo prudente y cuando la estoy cagando y ya es mejor ofrecer la retirada.
Tuve que pasar varias veces por situaciones ridículas y más cuando mis sentidos estaban alterados con alcohol. Fui violento, necio y desagradable.
Al otro día amanecía con golpes y heridas en mis manos y cara. En mis reflexiones llegué a la conclusión que el que estaba mal era y yo y empezé una carrera en la que la meta era medir bien mis actos y corregir mi error en el momento. Así fue como cambie.
Así es como todos lo hacen. Nada nuevo. Pero de no ser de esa manera seguiría usando pañales.
Ya tranquilo y sin prisas(tiempo sobra) llevé a la práctica lo aprendido y deje a ese joven atrás.
Cambié los golpes por risas. Vida más feliz.
El viernes pasado ocurrió algo que me sorprendió. Un antepasado en la evolución invadió mi razón y de nuevo solté mis puños a lo tonto. Una persona muy querida por mi utilizó su alcohol para guiar su sentir interior, algo que ya se notaba iba mal y además venía reprimiendo días atrás. Sus actos me hicieron enfurecer tanto que olvidé mis pláticas con mi "yo" y me deje llevar por la explosión enérgica y estrés que ya cargaba poniendole fin a una amistad.
Me apena bastante.
Fácil pasaron 17 años desde la última vez que me vi perdiendo la razón así.
Una vez más debo decir que nadie aprende todo de un zas, ni Dios sol ni el diablo por viejo.
¿Qué hizo el?
Que se lo pregunte su "yo de hace 17 años"
Que te vaya bien amigo.
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