Irme de pedo con mis cuates es una situación muy bizarra a mí me gusta ir nada más en las mañanas porque es el momento oportuno para poder hablar tranquilamente con ellos sin tener pedos. Me gusta llegar a esa hora, en la que el sol sale porque los encuentro todos bien torcidos con muchas ganas de beber, crudos, completamente desvelados y chingados, pero eso sí; en juicio.
Es el momento en el que más puedo disfrutar de varias horas de diversión varias anécdotas que nacen entre nosotros varios pensamientos varias historias y leyendas, lágrimas, pláticas sin sentido pero para mí lo más esencial es que es una catarsis, es prácticamente mi forma de desfogue...mi forma de vaciar todo aquel pensamiento que traigo atorado en mis adentros.
Se ha vuelto para mí una tradición ir a verlos porque de esa manera gasto mis energías malas voy y las dejo en ese sitio, las aparto de cualquiera de mis pensamientos a veces me gusta dispararle su pomo a veces me gusta dispararle su cagada que se meten pero no importa para mí es una de las momentos más felices de mi vida.
Yo creo que ahora que parta de Zumpango va a ser una de las cosas que más voy a extrañar el volver a platicar con mis compas acerca de todo y de nada a la vez.
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