viernes, 24 de junio de 2022

El Kraus


Cuando iba en la universidad tuve un compañero de apellido Kraus, era un divorciado que quería superarse y terminar a Carrera para ganar más $$$$. Por desgracia tenía que trabajar y ser responsable con su hijo. El caso es que tenía una frase que siempre repetía al referirse a su ex: "La enferma madre de mi hijo" (LEMDMH). 

Ayer jueves fuí a ver a mis hijos y LEMDMH's a ofrecer tregua y tratar de establecer tratos para evitar el divorcio y probablemente tratar de recuperar la relación y volvamos a ser familia y así pueda regresar a casa. Yo lejos a toda credibilidad ofrecí dejar de tomar. En serio, dejarlo para siempre. No fue altanería, fue sincero. En plena sobriedad lo manifesté. En mi balanza es mejor estar ahí con mis hijos como padre presente en vez de fabricar nuevos niños sin papá ya que trae muchas consecuencias psicológicas tales actos y para mí si vale la pena luchar por su salud mental y emocional, así sea dejar mis ricas chelas.  La sangre llama. 

No es que no quiera pistear, realmente para mí era un escape, una salida, era mi consuelo. En mi depresión era mi aliado el alcohol. Me ayudaba a olvidar mis malos momentos, mi enojos. Simplemente tomaba hasta quedar dormido. No tomo por tomar, de hecho me cuido bastante, trataba de hacer alquimia en mi organismo. Lo cuidaba invirtiendo mucho dinero en alcohol de fermentación natural. Cerveza artesanal pues. 

Por desgracia el alcohol es depresivo, lo cual me conducía a un círculo vicioso interminable. Tomaba y se me olvidaba la depresión. Dejaba de tomar y me daba depresión. Lo interesante aquí es el "por qué" de tales eventos. 

Ya he escrito aquí que para mí es importante hablar del mundo, de la vida, de la muerte, del más allá. Las cosas comunes me dan hueva. No por qué carezcan de validez, sino por qué ocupan tiempo valioso. Si, lo acepto, son buenas charlas y sirven igual pero son más interesantes las que son ocultas o debieran ser prohibidas. Me refiero a las que cuestionan y ponen en duda relatos oficiales. Si no fuera por ese hambre de poner en duda las cosas ya me hubiera vacunado su mamada de caldo experimental 4 putas veces!!! 

Por eso en esta última etapa de mis cambios sociales le lance una suplica para que me diera compañía pero esta fué ignorada y por ende: más pisto me ponía. 

El caso es que hoy propuse que estoy dispuesto a sacrificar ese gusto con tal de que se calmen las aguas.  Es obvio que lo manifesté con sus respectiva petición: vuélvete sana y ve a tu pinche misa una vez por semana, cómo la gente normal, no todos los putos días. Saca a los niños del monaguillismo y atiende a tu marido. Ah, y sobretodo ya no quiero que ese niño de 12 años vaya a recibir terapias psicológicas impartidas por el sacerdote cacatólico, Son niños!! Los convertirás en fanáticos religiosos incapaces de pensar por si mismos!! 

Le ofrecí que los sacaría más a pasear a cambio. Los llevaría más al cine, al circo, a parques, etc. A la vez que ellos se distraen yo igual lo haría, me ayudaría a sanar pronto. 

Le pedí que me diera mi lugar como Padre y que jamás volviera a humillarme de nuevo frente a ellos cuando yo imponga autoridad. Soy su padre no su pendejo, tienen que respetar mi lugar. Le dije que no tengo porque negociar con mis hijos, ellos no mandan. El día que den gasto puede ser que lo considere pero es lejano ese momento.

 Total: Ofrecí y pedí. 

¿Pues que crees?¿Crees que estuvo de acuerdo? ¿Crees que le gustaron mis peticiones?

Jajaja. 

Ahora me pidió tiempo.

Estoy acurrucado en casa de mamá. Ya me voy a dormir. 


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