Ahora si creo ya se acabó la comunicación, de por si estaba muteado y desesperado, con ganas de decir muchas más cosas pero ya es notorio que esto llegó a su fin y que estoy más muerto que nada. Esa llamada fue real y todo lo que dije en ella, ahora me duele más que lo sepas y que aún así me dejaras en el limbo. Bien dicen que el mundo esta lleno de prioridades y hay que reconocer cuando ya sobras y a veces hay que quitarse para ya no estorbar.
Puras Patadas de Ahogado, por suerte este blog no lo lee nadie o ya me hubieran dicho que perdí la dignidad y mi cara se caería de vergüenza.
Me da mucho gusto que todo se te acomodó para tu bien. Brinco de gusto y te juro brindare y te bendeciré todos los días.
“Temo los días en los que el nudo se me aloja en el corazón y no en la garganta. Un movimiento en falso, y mi vida podría ahorcarse en su propia desgracia”. –Winder Tovar
La llamé con la mente, eran las 3:45 de la madrugada, estaba borracho y la música sonaba de fondo. No respondió, sólo quería platicar un poco, sabes...
Supuse que dormía, quién esta despierto a esa hora, quien quiere hablar con un hombre borracho a las 3 de la madrugada, son el tipo de cosas que nadie desea hacer. Aventé el teléfono hacia un lado del sillón y me recosté un poco, no pensaba en nada, aunque pareciese que lo hiciera. No poder pensar en nada, pero sentir un millón de cosas por dentro, es una sensación extraña. Es como sentirse asfixiado sin tener una soga en el cuello. Estaba recostado, con los ojos cerrados, sólo escuchando la música que cada vez se hacía más triste, las notas, los cantos, los instrumentos, todo sonaba triste esa noche. Abrí los ojos y mire al rededor, nada, no había nadie, entendí porque me sentía así. El alcohol es una bella dama con la que puedes tener bellas o malas noches, eso es algo que todos saben, pero que no todos te cuentan, son las llamadas "letras chiquitas" Me levanté de ahí y camine hacia el baño, mire mi cara frente al espejo y le escupí, no lo quería mirar, pero lo vi. Pude ver un hombre solitario con los ojos tristes y caídos, los ojos de un perro vagabundo caminando con hambre por las frías y oscuras calles de la ciudad. Quise romper el espejo de un golpe, pero de nada serviría, aunque rompiera todos los espejos del mundo, yo seguiría igual. Apague la música, cerré la puerta y subí hasta mi habitación, me tumbe sobre la cama, estaba cansado, agotado, sólo quería dormir, quería que el tiempo pasará y el sol saliera para empezar de 0 el domingo. No podía aguantar más tiempo sintiéndome así. Desperté el domingo a las 2 de la tarde, tenía dolor de cabeza, había un desastre en la casa, botellas vacías, platos sucios, botellas y latas tiradas. Cheque mi celular y no tenía ni un mensaje ni una llamada de ella, supuse que lo haría más tarde, pero no fue así, nunca lo hizo. Levanté el mugrerío y me levanté yo también, no podía quedarme tirado, tenía que hacer algo conmigo, tenía que hacerme la idea de que iba a estar sólo por un buen rato y que ella no iba a estar cuando la necesitara, y lo hice, dolió, pero lo hice.
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