Estaba entre poner la de detrás de la puerta del chapo o la de tanto adiós de los angeles negros pero creo ya ninguna vale la pena. Lo de hoy es ser un fantasma que la vida sigue tratando mal. En lo que va del año creo ya tengo experiencia en limpieza de ojos de adentro para afuera, tanto que me siento especialista en ese rubro.
Al menos al mueble se le puede usar para algo, pero un fantasma sirve para nada. O tal vez aún no descubro la utilidad. Quizá en el modo Nalquimista si sirva de algo.
Un guerrero derrotado por lo regular se hace harakiri o se hunde con su barco o a veces se cuelga de un árbol por perder todo motivo de existencia.
Por lo pronto ya me estoy acostumbrado a estás lecciones que me está dando la vida, seguramente es el aprendizaje que necesitaba para por fin darme cuenta que así será mi última etapa.
Sea cual sea el final de esto estoy seguro: que me iré cantando.
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